Arquitectos al servicio de la naturaleza
A día de hoy, encontrar un bosque que de algún modo no haya sido alterado por el ser humano es una tarea más que complicada. La cultura del ser humano y su desarrollo han estado ligados muy íntimamente con el medio natural, modificando y alterando su estructura y composición a su conveniencia. La evolución nos ha llevado a reducir paulatinamente la relación humano-naturaleza, tanto que hoy día poca gente tiene contacto directo con ella y esa labor de “modelación” del medio natural ha sido asumida por unos pocos privilegiados, entre los que nos encontramos los ingenieros forestales e ingenieros de montes.
Al igual que los arquitectos son capaces de crear estructuras artificiales con diferentes finalidades, los ingenieros forestales e ingenieros de montes somos capaces de emplear los recursos naturales para dar forma a la naturaleza y obtener de ella los llamados “servicios ecosistémicos”, englobando este término todo tipo de beneficios materiales e inmateriales que la naturaleza nos proporciona. Estructuras forestales como las dehesas, los bosques de ribera o las plantaciones comerciales son distintos tipos de masa forestal, cuyos servicios ecosistémicos que proporcionan a la sociedad son totalmente diferentes, pero cuya herramienta de gestión es común: la selvicultura.
La silvicultura o selvicultura es definida por la RAE como “el conjunto de técnicas y conocimientos relativos al cultivo de los bosques o montes”, a lo que podemos añadir el manejo de los mismos, pues no solo se centra en realizar el cultivo o plantación. Mediante esta herramienta magistral, los ingenieros forestales e ingenieros de montes son y han sido capaces de gestionar los recursos forestales, dando lugar a un gran abanico de variaciones ecosistémicas manejadas con distintas finalidades, proyectando sus conocimientos en la naturaleza al servicio de la sociedad. De este modo es como ha sido construida la interfaz forestal que hoy conocemos.
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