Sin gestión no hay conservación



Desde principios del siglo XVI hasta principios del siglo XX, el intenso pastoreo y la tala masiva de árboles para la producción de carbón, la construcción de barcos y la minería convirtieron Sierra Espuña en un paraje desarbolado encontrándose al borde desierto. 

Debido a la falta de gestión forestal en Sierra Espuña, se produjo un sobrepastoreo y una tala masiva de árboles, convirtiéndose en un paraje totalmente desarbolado al borde del desierto.

El resultado de estas acciones fue una sierra con un estado ecológico lamentable, un paisaje sin suelo firme, con la pérdida de casi toda su cubierta vegetal, presentando graves problemas de desertificación, lo que conllevó a un riesgo de riadas y de erosión muy elevado, con lo que las lluvias torrenciales provocaban un panorama desolador devastando todo lo que se encontraban en su camino.

En la década de 1870 murieron 5 personas a causa de una riada, en 1879, esta cifra ascendió a 761 muertos tras la trágica riada de Santa Teresa, lo que provocó el planteamiento de reforestar Sierra Espuña para minimizar los aspectos negativos que provocaban las lluvias torrenciales, y así, recuperar la riqueza natural que poseía esta tierra en la antigüedad.

En 1891, el ingeniero de montes Ricardo Codorniú comenzó a realizar el estudio de la sierra para emprender las labores de reforestación y restauración hidrológica. En primer lugar, fueron levantados centenares de diques en los barrancos y torrentes, para minimizar la violenta caída de las aguas. Posteriormente, de elaboró un método de repoblación muy novedoso, por el cual la dispersión de las semillas se realizaba a través de cañonazos. Se utilizaron semillas de pinos, encinas y sabinas. 

Tras la restauración, en 1931 fue declarado sitio natural de interés nacional, en 1992 fue protegida como Parque Regional, y también ha sido catalogada como zona de especial protección para las aves (ZEPA) y lugar de importancia comunitaria (LIC).




En la actualidad, Sierra Espuña cuenta con un total de 25.000 hectáreas, de las cuales, 18.000 forman parte del Parque Regional. Hoy por hoy, se encuentran instaladas 8 especies de anfibios, 17 especies de reptiles, 123 especies de aves, 38 especies de mamíferos, en las que cabe destacar una subespecie endémica de ardilla común (Sciurus vulgaris hoffmani). También se encuentra presente una gran cantidad de flora, entorno a las 1000 especies vegetales, las cuales forman más de la tercera parte de la flora de la región de Murcia.


Gracias a la restauración hidrológico-forestal llevada a cabo por un ingeniero de montes, Sierra Espuña pasó de desierto a Parque Regional.


Por último, decir que Sierra Espuña es mucho más que un conjunto montañoso, ya que representa el gran orgullo de los murcianos por su naturaleza, siendo un lugar de referencia para disfrute y relax de todas sus gentes.

Como conclusión de este artículo, se puede observar la gran importancia que conlleva la gestión forestal en la naturaleza, sin ella cualquier monte puede convertirse en desierto, y con ella, un desierto se puede convertir en un paisaje con gran belleza y valor para los habitantes de sus pueblos.

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